
Lucía Laumann
Aída Carballo, Maestra. Producción gráfica y derroteros institucionales en Buenos Aires en la segunda mitad del siglo XX
Buenos Aires, Miño y Dávila editores, 154 páginas, 2023, ISBN: 978-987-47358-7-4
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> autores
Leticia Obeid
Nació en Córdoba, Argentina, en 1975. Estudió en la Escuela de Artes de la Universidad Nacional de Córdoba. Su trabajo se despliega en varios medios: video, dibujo, instalación y escritura, en torno a temas vinculados al lenguaje, la traducción, la comunicación. Vive y trabaja en Buenos Aires desde 2004. Publicó los libros Frente, perfil y llanura (Caballo Negro, 2013), Leticia Obeid. Escribir, leer, escuchar (Blatt & Ríos, 2015), Preparación para el amor (Caballo Negro, 2015; Blatt & Ríos, 2024), Bajo sus pies (Blatt & Ríos, 2020) y Galería de copias (Ripio, 2023).
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> como citar este artículo
Leticia Obeid; “Lucía Laumann, Aída Carballo, Maestra. Producción gráfica y derroteros institucionales en Buenos Aires en la segunda mitad del siglo XX, Buenos Aires, Miño y Dávila editores, 2023, 154 páginas, ISBN 978-987-47358-7-4”. En caiana. Revista de Historia del Arte y Cultura Visual del Centro Argentino de Investigadores de Arte (CAIA). N° 24 | Segundo semestre 2024, pp. 123-125
Hay un tiempo mítico y otro ficcional. Entre esas dos puntas suceden nuestros relatos y explicaciones. El mito de Aída Carballo cuenta que había una mujer que era artista, que sufrió una serie de desgracias personales que contribuyeron a su locura y que su obra más genial es producto de ella. Casi cuarenta años después de la muerte de Carballo, el libro de Lucía Laumann revisa esa historia por medio de una investigación muy paciente, que se detiene en los documentos y evidencias de su archivo personal, para dialogar con otras hipótesis y explicaciones, cruzadas por una visión de género que por fin le hace justicia a la artista, leyéndola en contexto y conexión con su época.
Laumann nos presenta la historia en tres capítulos muy jugosos y rigurosos a la vez y, por orden de aparición va construyendo una biografía en la que lo individual está tejido con lo comunitario y lo social.
El primer capítulo reconstruye el recorrido de Aída como hija de la clase media urbana e ilustrada, alumna de escuela pública y estudiante de una escuela de artes donde encuentra un lugar vocacional y su posterior devenir como docente. En este relato, el aprendizaje y la enseñanza, en tanto actividades que se practican en comunidad, son las condiciones de posibilidad del arte: “Tanto esos permisos, como los traslados y permutas de horas con otres docentes, fueron recursos a los que debió apelar en pos de acrecentar sus horas laborales, así como para agruparlas en las instituciones de arte de su interés. A diferencia de las licencias originadas por maternidad, matrimonio, duelo, enfermedad y servicio militar, que no se computaban, las licencias que debió adoptar para tomar nuevos cargos le significaron penalidades en dicho inciso” (p.42). Este tipo de detalle y la interpretación que hace la autora, nos permiten entender la naturaleza del arte en tanto trabajo, en su relación inextricable con otras tareas extra-artísticas como son las actividades burocráticas de la enseñanza, o las condiciones materiales de acceso a un espacio de trabajo y sus herramientas: “en su caso eran necesarios dos “cuartos propios”, uno para la cerámica y otro, mucho más pulcro, para el grabado, explica en la página 33.
El segundo capítulo se enfoca más específicamente en la figura de la artista y en la relación de Carballo con la vida urbana: la ciudad, el colectivo, la tertulia, la participación en premios y salones y también el mercado del arte. Conforme su obra se va insertando más en el circuito, sus temas van virando también desde el espacio doméstico al espacio público y la autora relaciona este devenir con un acceso ampliado de la mujer al estatuto de ciudadana votante. A su vez, analiza también la relación de los temas y las técnicas que usa Aída con la historia del grabado y su función específica en la propagación de discursos críticos de contenido social y político, es decir, muestra su vínculo con una tradición y una genealogía pero con su singularidad: el uso de la palabra escrita en la imagen, la minuciosidad de las descripciones de esos escenarios por los que circulan sus personajes, que muchas veces son mujeres o ella misma “transitando la ciudad y socializando. (…) Incluso representó a mujeres deseantes disfrutando de su sexualidad –imágenes que se analizan más adelante–. En definitiva, mujeres a las que no necesariamente les deparaban como destinos explícitos la maternidad o la prostitución, sino que, como ella, recorrían las calles y compartían con otres.” (p. 67). En esta exploración de la génesis y la evolución de sus temas, también analiza la decisión de la artista de sostener la figuración en su obra, a pesar de experimentar en algunos momentos con la abstracción, que iba ganando peso en el arte nacional e internacional.
En el tercer capítulo podemos ver la historia de la historia, la manera en que la crítica y el periodismo empiezan a explotar los rasgos biográficos sacando el foco de la calidad artística. Al evidenciar la operación, Laumann se corre del tiempo mítico y muestra su naturaleza ficcional. De esta manera logra transparentar los intereses y los mecanismos de una construcción patriarcal, perezosa y en definitiva poco veraz de la historia del arte, en la que las artistas mujeres nunca son juzgadas de manera ecuánime. Como sabemos que este no es un caso aislado, su ejemplo puede servir para deconstruir otros, a futuro, y más importante aún, nos señala la necesidad de leer de otra manera el presente.
Lejos entonces de la artista loca, lo que vemos es a una mujer tridimensional, con inquietudes estéticas y éticas, con una vida intensa de intercambio con alumnos y colegas, luchando para conservar su espacio y creando su propia red de sostén incluso con sus dos hermanas. Laumann escanea con su mirada atenta todos los rincones, mira las evidencias a contrapelo y descubre los lugares que no han sido enunciados. De esta manera nos comparte una información valiosísima a la vez que nos da una lección sobre cómo se puede leer la vida y la obra de una artista enorme, con un cuidado intelectual que es una forma del amor. Quizás ahí resida el rasgo más profundamente feminista de este libro.