Deben ser pocos los lugares de América Latina donde aún no se viva alguna manifestación del colapso socioambiental que marca nuestra época. Vidas y áreas silvestres, comunidades indígenas, rurales, humanas y no humanas experimentamos a diario el avance y las consecuencias de la contaminación de aguas, aire y suelo, la pérdida de biodiversidad y el cambio climático. Ciudades arruinadas dejan a la mayoría de sus habitantes en situación de miseria, precariedad o, al menos, incomodidad, mientras que, quienes acceden a privilegios, se mantienen cada vez más alienados. Este catastrófico estado de cosas nos inquieta y nos convoca a una reflexión que reorienta nuestras temáticas para trascender fronteras disciplinares (seguir leyendo).