Patricio Bascuñan Correa

Masivas e ilustradas. Portadas de libros de bolsillo en el Cono Sur (1956-1973)

Santiago de Chile: LOM Ediciones, 2023, 324 páginas, ISBN: 9789560017772

Ana Bonelli ZapataCentro de Investigaciones en Arte y Patrimonio, Universidad Nacional de San Martín, Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Argentina

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> autores

Ana Bonelli Zapata

orcid logo https://orcid.org/0000-0001-5538-8071

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Licenciada en Artes con orientación Artes Plásticas (FFyL-UBA). Becaria Doctoral (CIAP-CONICET/UNSAM), cursando el Doctorado en Historia (IDAES-UNSAM). Su investigación gira en torno a la vinculación entre las artes gráficas y el desarrollo ferroviario en el Río de la Plata (1890-1930). Es docente en Historia del Diseño Gráfico (FADU-UBA). Participa en proyectos de investigación relacionados con las artes gráficas y la cultura visual. Ha presentado y publicado trabajos en relación a las artes gráficas argentinas. Forma parte del equipo editorial de la revista académica caiana, del Centro Argentino de Investigadores de Arte, y de la comisión de difusión de la Red Latinoamericana de Cultura Gráfica. Tiene experiencia en gestión en ámbitos universitarios y culturales, y en relevamiento y catalogación de archivos.





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Ana Bonelli Zapata; “Patricio Bascuñán Correa, Masivas e ilustradas. Portadas de libros de bolsillo en el Cono Sur (1956-1973), Santiago de Chile: LOM Ediciones, 2023, 324 páginas, ISBN: 9789560017772”. En caiana. Revista de Historia del Arte y Cultura Visual del Centro Argentino de Investigadores de Arte (CAIA). N° 25 | Primer semestre 2025, pp. 192-195.

No es fácil reseñar el libro Masivas e ilustradas. Portadas de libros de bolsillo en el Cono Sur (1956-1973) de Patricio Bascuñán Correa. Si bien es un libro sumamente sencillo de leer, con una narrativa académica y a la vez amable, hacer un desglose de sus diferentes secciones y principales hipótesis y conclusiones dejaría afuera un aspecto fundamental. Más que un libro, Masivas e ilustradas es una exposición visual maravillosamente desplegada, con más de doscientas reproducciones de portadas, sellos editoriales, publicidades y fotografías de kioscos y librerías, tomadas de las más diversas fuentes e impresas con una calidad que remite tanto a la capacidad técnica de la editorial como al cariño y respeto por los objetos de la investigación. Al hojear el libro nos adentramos en las salas de una galería imaginaria, donde aparecen dispuestas, dialogando entre sí, las portadas de la Biblioteca Popular Nascimento y las de la Editorial Jorge Alvarez; la colección Cuadernos de Eudeba: los diseños de Mauricio Amster, Susana Wald o Nato para las chilenas Editorial Universitaria y Quimantú; o las ilustraciones de Cristóbal Arteche para la editorial Acme en Buenos Aires.

El libro se divide en seis capítulos, pero, gracias a una escritura fluida, el análisis no resulta fragmentado, sino que se articula hábilmente, evidenciando lo que el mismo autor manifiesta en su introducción: se trata de un estudio material del libro y la edición en los “largos años sesenta”, que presta atención no sólo a las ideas que se vehiculizan sino en los modos en que estas ideas “se producen y se materializan en publicaciones, se inscriben en determinadas editoriales y circulan por ámbitos específicos” (p. 17). Así, el foco está puesto en los catálogos como “ecosistemas editoriales”, que trascienden fronteras pero también remiten a las asimetrías y características locales, ancladas en su contexto histórico.

Luego del prólogo de Sandra Szir, que permite comprender el contexto en el cual se desarrolla esta investigación, el autor explicita la especificidad del corpus en una introducción breve pero rica en definiciones. Inscripta dentro de los estudios materiales del libro y la edición, desarrollados a partir de la década del ochenta y derivados tanto de la historiografía social francesa y la bibliografía analítica anglosajona, la investigación de Bascuñán Correa toma a las portadas como, literalmente, puertas de entrada a la comprensión de los libros como medios de comunicación de ideas, pero también de información y formación política, en los que texto y contexto resultan inseparables.

Las portadas remiten, en palabras del autor, a “la experiencia de lectura con anterioridad a la apertura de la obra” (17), por lo cual es necesario comprenderlas dentro de las lógicas políticas, económicas y culturales de la época. No es capricho entonces la importancia de las imágenes en este libro, no como ilustración, sino como parte fundamental del argumento. El primer capítulo, “Los libros y sus portadas como objetos de estudio”, desarrolla en más profundidad el lugar que las imágenes impresas ocuparon y ocupan, no sólo en el mercado editorial, sino en su cruce con otros artefactos en que la visualidad es central, como las revistas, el cine o las bellas artes. Los diseños de las portadas se inscriben en ese cruce disciplinar, en un momento particular en la historia del libro latinoamericano.

Precisamente el recorte temporal y geográfico de la investigación es desarrollado en el capítulo siguiente, “Revolución del libro en el Cono Sur (1956-1973)”. Ese título resulta paradojal, ya que los años sesenta marcarían el final del período considerado tradicionalmente como “la edad dorada del libro” en América Latina. Sin embargo, se trata en realidad de un quiebre y de una segunda revolución, signada por la industrialización y la masificación del mercado popular, y en sintonía con la crisis del modelo de bienestar, en una época atravesada por contradicciones y que finaliza, no casualmente, con la irrupción de las dictaduras más autoritarias y sangrientas de la historia del Cono Sur (en septiembre de 1973 en Chile y en marzo de 1976 en Argentina).

A partir de aquí el tenor del libro cambia. Si en los dos primeros capítulos se desarrollan los argumentos teóricos y metodológicos de la investigación, los siguientes se enfocan en corpus específicos, a partir de su inserción en determinadas problemáticas y discusiones, así como el ámbito de circulación de los objetos y sus portadas. Nos encontramos entonces con un apartado sobre los libros que se vincularon con los diferentes movimientos de resistencia y transformación política y social, o que vehiculizaron la contraofensiva conservadora, eje del capítulo sobre “Ideología y politización”. En una época atravesada por contradicciones, es posible encontrar en este corpus una apelación al realismo como modo de denuncia, conviviendo con diseños geométricos que remiten a un racionalismo “antipolítico”, científico y transnacional, pero también con un imaginario propio de las nuevas pautas de consumo juvenil, ligadas a la psicodelia, el hippismo o los movimientos contraculturales locales.

Las “Ediciones universitarias” son el eje del cuarto capítulo, que profundiza en el nuevo rol que las universidades y el sistema científico y académico adquieren en este contexto, apenas mencionado en el capítulo anterior. En palabras de Bascuñan Correa, “la edición universitaria es expresión de las tensiones entre universidad y sociedad, en tanto mecanismos de mediación institucional” (179). Por esto mismo, en lugar de centrarse en aquellas ediciones orientadas para un público inserto en el ámbito universitario, el autor toma como casos de estudio las ediciones que publica Boris Spivacow como director de Eudeba entre 1958 y 1966, y el surgimiento, en 1967, de la colección Libros Cormorán de la chilena Editorial Universitaria. Ambos, con sus matices locales, es posible comprenderlos como proyectos de modernización, no solo del mercado editorial, sino de las mismas redes e instituciones de construcción y validación del conocimiento.

El quinto capítulo, titulado “Narrativa latinoamericana”, se centra en la importancia cada vez mayor de los autores latinoamericanos en los catálogos editoriales. A partir del diseño de sus portadas y la vinculación con movimientos artísticos e intelectuales, el autor desarrolla la vinculación del libro con otros procesos previos y simultáneos, como el surgimiento de nuevos medios de comunicación e información, la creciente alfabetización, la consolidación del mercado editorial interno y los cambios en los modos de producción industriales. En consonancia con los debates en torno al realismo en literatura, el autor profundiza en los cambios en la figuración y el rechazo del naturalismo y la mímesis, pero considerando tanto los cambios en el campo artístico como en las posibilidades técnicas de impresión y en la profesionalización de los diseñadores e ilustradores. Con nombres como Silvio Baldessari, Gracia Barrios, Carlos Hermosilla o Roberto Alvarado, entre otros, este capítulo resulta fundamental para la comprensión también de las bellas artes del período y su vinculación con los movimientos sociales y políticos contemporáneos.

El sexto capítulo es, a mi entender, el más interesante, ya que aborda un objeto poco estudiado desde su visualidad, precisamente por ser el símbolo de la transformación del libro en un objeto de consumo masivo. En “Literatura pulp y de kiosco”, Bascuñán Correa analiza un corpus de libros económicos y populares cuyas portadas diseñadas dentro de una lógica de mercado son cruzadas sin embargo por intereses políticos nacionales e internacionales. Artistas, diseñadores y editores confluyen en la creación de un imaginario visual anclado en prácticas y expectativas culturales que el autor desentraña hábilmente. A partir de las portadas de la colección de Minilibros de la editorial chilena Quimantú, y de la argentina Minotauro, asociadas a un gobierno de izquierda la primera y a un gigante empresarial la segunda, es posible observar la apropiación de estéticas e imaginarios que circulan internacionalmente con objetivos locales, anclados en las tradiciones propias y en la historia del libro en el Cono Sur delineada en los capítulos anteriores.

Masivas e ilustradas está llamado a ser un libro de referencia indiscutida, no sólo como un exquisito catálogo impreso de las portadas que se diseñaron y circularon en más de una década, sino también como una mirada inquisidora, pero respetuosa y afectuosa, sobre el libro popular. Es la portada necesaria (valga la metáfora) para un estudio pormenorizado de cada una de estas colecciones, de sus imágenes y de sus hacedores.