Malena López Palmero
Del paraíso colonial al infierno ultramarino. Virginia siglos XVI-XVII
Valencia, Publicaciones de la Universitat de Valencia, 2023, 350 páginas, ISBN: 9788411181280
Marta PenhosUniversidad de Buenos Aires, Argentina
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Marta Penhos
Doctora en Historia y Teoría de las Artes de la Universidad de Buenos Aires, profesora titular consulta de Historia de las Artes Visuales-Europa (siglos XVI-XVIII) en la Facultad de Filosofía y Letras. Es Académica de número de la Academia Nacional de Bellas Artes y directora de la Colección Artes en UNSAM edita. Dicta regularmente cursos y seminarios de grado y posgrado en instituciones de Argentina y el exterior, y dirige proyectos de investigación y tesis de posgrado. Algunas publicaciones: “Frente y perfil. Fotografía y prácticas antropológicas y criminológicas en Argentina a fines del siglo XIX y principios del XX" (2005); Ver, conocer, dominar. Imágenes de Sudamérica a fines del siglo XVIII (2005); Arte indígena: categorías, prácticas, objetos, con M. A. Bovisio (2010); Paisaje con figuras. La invención del Tierra del Fuego a bordo del “Beagle” (1826-1836) (2018); Una historia para el arte en la UBA, con Sandra Szir (2020), Cuerpos y espacios americanos. De la xilografía al cine, con M. A. Bovisio (en preparación).
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Marta Penhos; “Malena López Palmero, Del paraíso colonial al infierno ultramarino. Virginia siglos XVI-XVII, Valencia, Publicaciones de la Universitat de Valencia, 2023, 350 páginas, ISBN: 9788411181280”. En caiana. Revista de Historia del Arte y Cultura Visual del Centro Argentino de Investigadores de Arte (CAIA). N° 24 | Segundo semestre 2024, pp. 134-137
Formada como historiadora y con un largo y fructífero camino en la investigación y la docencia, Malena López Palmero ofrece en esta publicación un compendio de varios trabajos que parten de su tesis doctoral defendida en 2014. El libro tiene un primer acierto de los muchos que pueden señalarse en él: el título. Plantea una polaridad entre los dos términos que nos ubica en una cronología –el periodo 1585-1624– y que a la vez contiene una tensión nunca del todo resuelta. De ello trata el texto, de una colonización trabajosa, enmarañada, plena de conflictos, violencias y crueldades, y también de ambigüedades e indecisiones.
En la Introducción la autora expone los hechos deteniéndose en los puntos más destacados de la empresa colonial en Virginia, a partir de dos casos que serán, de allí en adelante, los objetos principales del análisis: un primer intento en Roanoke (1585-1590) –que no prosperó–, y el siguiente, en Jamestown (1607-1624), exitoso a costa de enormes dificultades. Asimismo, es en esta apertura que los lectores se encuentran con una explicitación del enfoque que guiará el estudio –radicado en la historia cultural y atento a develar el papel del contacto interétnico en el proyecto colonizador y la agencia de los indígenas en él– y con el repertorio de fuentes documentales, libros de viajes e imágenes que forman el amplio y elocuente material visitado por López Palmero.
Luego, la lectura de los capítulos nos sumerge en un “mosaico de temas y problemas”, al decir de la autora, aspectos que son iluminados en su particularidad y enlazados convenientemente para reforzar una visión profunda y comprensiva del tema. El primero presenta los libros de viajes en un abordaje que actualiza las discusiones sobre la performatividad de este tipo de fuentes en relación con la expansión ultramarina y las relaciones Europa-América. Con encuadre en el conflicto Inglaterra-España, las tensiones religiosas entre católicos y protestantes y el rol de la leyenda negra como “dispositivo discursivo”, Malena teje una trama de relaciones en la cual viajeros, editores y figuras políticas con intenciones diversas participaron de la gestión, producción y circulación de textos acerca de la experiencia americana, y demuestra cómo “Inglaterra desembarca en América, primeramente, a través de los libros”. Articulado con este, el segundo capítulo avanza sobre los testimonios de los asentamientos en Roanoke y Jamestown, siguiendo como eje el “juego de correspondencias” en la representación de los indígenas, que va de la figura virtuosa a la salvaje en el pasaje entre una y otra experiencia. Como en el anterior sobre la literatura de viajes, en este capítulo se incluye una revisión historiográfica, esta vez sobre el polémico impacto de América en el pensamiento europeo. Aquí la autora hace foco en los textos y hace notar las características diferentes de cartas e informes que deben contemplarse en su análisis, y demuestra el papel flexible de los modelos previos y el relativo peso de “lo visto” en la configuración de las nuevas representaciones.
Junto con el capítulo 7, el tercero es el que más compete a la historia del arte y la cultura visual. López Palmero aborda las acuarelas de John White sobre los algonquinos y la elaboración de las mismas que realizó Theodore de Bry para los Grandes Viajes (1590). El texto supone un examen brillante de las imágenes que saca provecho de varias aproximaciones previas y sirve de plataforma para profundizar y ampliar la problemática de la relación entre las representaciones y aquello que representan. En un recorrido que no desatiende la confrontación imagen-texto, Malena desarma la cadena de apropiaciones de las imágenes de White y esclarece los procedimientos en que se basó De Bry para transformarlas en grabados –europeización y embellecimiento de las figuras, adaptación a convenciones estéticas en la composición, parangón entre antiguos britanos y americanos–, razones de los “encantos visuales” que les han dado vigencia hasta hoy. La lectura que propone la autora pivotea en torno a un concepto que recorre todo el libro, el de ambigüedad, que se expresa en las estampas entre la superioridad de la Europa civilizada por sobre la vida salvaje y la nostalgia por las virtudes de una era primitiva que aún cultivaban los americanos.
En los tres capítulos sucesivos nos encontramos con partes de ese “mosaico” anunciado en el inicio: el estudio de un texto de Thomas Hariot, protagonista de la experiencia en Roanoke igual que White, que por debajo de su deliberada propaganda de la colonización exhibe la necesidad de cambios epistémicos para el conocimiento del Nuevo Mundo, y permite entrever la agencia de los indígenas; un abordaje de La Tempestad, de Shakespeare en su contexto de producción, una trama ambigua que trae la intolerancia cultural y el despotismo de la Corona junto con alternativas de comprensión del otro; y, por último, un nuevo ejercicio historiográfico sobre la gesta colonial, que toma la masacre de 1622 –cuando los indígenas atacaron varios asentamientos en Virginia y mataron unas 350 personas– como el punto de inflexión del proceso que marcó el definitivo abandono de todo sueño utópico y la conciencia de afrontar un infierno que solo podía someterse por la fuerza.
Malena elige cerrar el recorrido con un texto apasionante dedicado a desmenuzar las representaciones de Pocahontas, la princesa indígena protagonista de una parte de la historia que se cuenta en el libro. El propósito fue extraerla de los discursos coloniales y de las versiones nacionalistas del siglo XIX, y aquí también encontramos una revisión historiográfica, para restituirla a su propio contexto de “desencuentros, violencias y ansiedades coloniales”. Pocahontas resulta, para la autora, una figura coherente con la narrativa del paraíso americano que predominó en la primera etapa de la colonización. Pero despojarla de interpretaciones idealistas hace posible develar la trayectoria que va de los contactos pacíficos y las negociaciones entre indígenas e ingleses a la desconfianza, las traiciones y las hostilidades. Para alcanzar este objetivo, López Palmero realiza un cruce de fuentes: documentos escritos ingleses, grabados y tradiciones orales mattaponi, uno de los grupos algonquinos con los cuales los colonos entraron en relación y al que pertenecía Pocahontas. El análisis se nutre de la historia cultural, la historia del arte, la antropología y los estudios literarios, y, gracias a esta concurrencia, asistimos a las transformaciones de la identidad de la joven tal como aparece en textos y estampas: niña traviesa, muchacha bondadosa, cristiana sincera, esposa y madre civilizada, símbolo de un mestizaje ideal que nunca se concretó como base de la nación norteamericana. Demostración de un enfoque rico y un método filoso que lee entre líneas y observa con agudeza las imágenes, el capítulo nos habla de secuestro, y no de un romance con John Smith; de matrimonio forzado con otro colono, John Rolfe, y no de amor abnegado; de conversión forzada, y no de cristianismo sincero. Un contundente final para el relato que propone el libro.