Florencia Baliña

Ingleses en el Río de la Plata. Grabados sobre las invasiones de 1806 y 1807

Buenos Aires, UNSAM Edita, Serie Tramas, 2022, 170 páginas, ISBN 978-987-8938-14-1

Marcelo MarinoUniversidad Nacional de San Martín, Argentina

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Marcelo Marino

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Especialista en historia del arte y de la cultura visual en América Latina y Europa del siglo XIX. Su área de investigación es en Historia del Arte y Estudios de Moda. Integra el área de Historiografía Argentina y Latinoamericana del CIAP-UNSAM. Integrante del comité editorial de Caiana, revista científica del Centro Argentino de Investigadores de Arte (CAIA). Ha obtenido becas y subsidios de CONICET, el Fondo Nacional de las Artes y el Centro Alemán de Historia del Arte en París. Es docente en la Universidad Nacional de Rosario y la Universidad Nacional San Martín. Es director de la colección Estudios de Moda editada por Ampersand en Buenos Aires y en Madrid. Editó el volumen Evita frente al espejo. Ensayos sobre moda, estilo y política en Eva Perón (2022). Es Licenciado en Historia del Arte por la Universidad Nacional de Cuyo (Mendoza). Reside en Bristol, Inglaterra.





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Marcelo Marino; “Florencia Baliña, Ingleses en el Río de la Plata. Grabados sobre las invasiones de 1806 y 1807, Buenos Aires, UNSAM Edita, Serie Tramas, 2022, 170 páginas, ISBN 978-987-8938-14-1”. En caiana. Revista de Historia del Arte y Cultura Visual del Centro Argentino de Investigadores de Arte (CAIA). N° 24 | Segundo semestre 2024, pp. 119-122

Ingleses en el Río de la Plata integra la colección Artes, Serie Tramas dirigida por Marta Penhos y editada por la Universidad Nacional de San Martín. Florencia Baliña dirige su atención hacia un conjunto de imágenes escasamente transitadas por la historiografía del arte del siglo XIX. Se trata de una selección de estampas surgidas al fragor de las avanzadas inglesas sobre Buenos Aires entre 1806 y 1807. En una compacta introducción, la autora da cuenta de la complejidad de este corpus y de la naturaleza de su recorte: “Por un lado, grabados conmemorativos, que representan los territorios de Buenos Aires y Montevideo y las acciones allí desarrolladas con fines celebratorios. Por otro lado, grabados satíricos que con un tono irónico se burlan de algunos de los acontecimientos y personajes de la contienda” (p. 11).

Diversos en tono y en el registro de lo que documentan, estos materiales visuales se encuentran en la encrucijada descriptiva y narrativa de los hechos. En un operativo marco teórico proveniente de la teoría de la representación de Louis Marin, facilitada por Roger Chartier, Baliña resitúa a estas imágenes en un complejo nudo que excede lo anecdótico de los sucesos y revela su agencia como artefactos visuales de conocimiento y de poder (p. 13).

El capítulo primero desarrolla de forma clara la sucesión de hechos históricos de los que las estampas dieron cuenta. La autora lleva a cabo una importante síntesis en donde pone al lector en tema. El resto del relato histórico es dosificado de manera inteligente a lo largo de todo el libro. Radica en esto una de las principales virtudes del volumen: la de escaparse del análisis de las imágenes en su dimensión exclusiva de ilustración o de documento histórico. Afortunadamente no estamos ante un texto que cuenta un pasaje de la Historia Argentina a partir de sus imágenes. Este es un libro de cultura visual y de sus usos, circulaciones, manipulaciones y reinterpretaciones, como parte de las articulaciones del relato de la Historia.

En el segundo capítulo, se desarrollan las cuestiones teóricas y metodológicas concernientes a los modos de representación en estampas de las vistas costeras sudamericanas y del paisaje como sitio de los conflictos bélicos durante el temprano siglo XIX. Una de las reflexiones que se presentan en relación con esto último tiene que ver con la necesidad de integrar los devenires y las vicisitudes de la imagen con las narrativas de la Historia. Así, la autora afirma los aspectos a la vez informativos y conmemorativos de estos materiales visuales vinculados con su materialidad misma; es decir que el tamaño de los grabados, el formato, su portabilidad y escala, la existencia de textos, cartelas y didascalias determina las dimensiones de sus interpretaciones y la fortuna de su circulación. Otros temas que se transitan en este capítulo tienen que ver con las complejidades de las autorías múltiples como práctica constitutiva en el surgimiento de estas imágenes. Las estampas se sitúan en el centro de una serie de negociaciones entre dibujantes, grabadores, editores, modelos y motivos. El ejemplo de Storming of Monte Video editada por Edward Orme en 1807 resulta altamente ilustrativo de las voluntades involucradas en la concreción de una imagen y los diferentes modos de representación que surgían de estas colaboraciones. Finalmente, la segunda parte de este capítulo se centra en “el paisaje como teatro de la guerra” (p. 44), y propone una inmersión en los bordes difusos del género paisaje en la historia del arte sudamericano de este período, en tanto contiene las tensiones de una historia política de la que no puede deslindarse. Lo valioso de esta parte del libro radica en que las vistas y paisajes, con su contenido bélico, su información topográfica y anecdótica, la superposición de modelos y las dificultades en sus composiciones, no solo son una superficie de representación, sino que también se construyen como objetos de una mirada. Así, dan cuenta de una narración al tiempo que, en su configuración, representan al sujeto que las observa y a las tecnologías de la mirada de su tiempo. El atinado recurso a los textos de Svetlana Alpers asiste con pertinencia las reflexiones de la autora.

La mención de Alpers da paso al capítulo tres cuyo objetivo es la exploración de las raíces europeas del conjunto de estampas del tipo de las analizadas en el capítulo anterior. Baliña identifica una tradición europea del norte con su “comprensión cartográfica de la historia” que “tiende a reunir una gran variedad de información al distribuir sobre la superficie visual elementos diversos como vistas de ciudades, mapas, escudos, representaciones de personajes típicos, retratos, inscripciones” (p. 89). La cita es ilustrativa de la diversidad de modos y prácticas de representación que intervienen en el corpus analizado, al que se agregan nuevos ejemplos. El dispositivo del “montaje” adquiere sentido para entender la imagen como un todo articulado que, en el análisis de sus partes, revela la información que contiene. Topografías, geografías, movimientos de tropas, estrategias de guerra, banderas, distancias, permiten medir, cuantificar, imaginar y contar los espacios del conflicto.

El último capítulo nos lleva a un terreno que ya ha sido parcialmente mencionado y que vincula el universo de las estampas con el de las emociones. Si en capítulos anteriores la autora se preguntaba por las posibilidades de estas imágenes en la transmisión de emociones en tanto piezas que construían una memoria histórica, en este apartado definitivamente el corpus interpelado da cuenta de las reacciones ante la guerra desplegadas en clave de sátira, humor, sarcasmo e ironía. La caricatura y el humor político tienen bordes tan difusos como las estampas analizadas previamente. Se trata de “otras” representaciones de la guerra que suponen habilidades específicas para decodificarlas por parte del espectador. Tener información de los sucesos en un tiempo relativamente próximo al que acontecían, poseer conocimientos de la política y de los personajes involucrados, compartir un código sobre lo que resultaba gracioso, formaban parte de este conjunto de prácticas de la mirada que motivaban estas sátiras visuales.

El campo intelectual y académico argentino tiene una fuerte tradición en el análisis de las imágenes de la risa: José Emilio Burucúa, Andrea Matallana, Claudia Román, Mara Burkart, y otres. En este contexto, es importante destacar la originalidad del interés de Florencia Baliña por abordar este grupo de estampas originadas en Inglaterra y que conforman también la memoria y el imaginario sobre los episodios de las invasiones inglesas en Buenos Aires y Montevideo. Los impresos humorísticos que se analizan en este capítulo forman parte de la Edad de Oro de la caricatura política británica. Dibujantes humoristas como Isaac Cruikshank, James Gillray o Thomas Rowlandson fueron las figuras de proa de un grupo importante de artistas y es de celebrar que su producción ligada a los acontecimientos políticos en América del Sur sea integrada al estudio de la cultura visual local.

Ingleses en el Río de la Plata propone otras perspectivas para la observación de viejas imágenes junto con la inclusión de un corpus de difícil abordaje debido a la abundancia de una información visual y textual cuyos significados se han ido desvaneciendo para sus espectadores contemporáneos. La obra de Baliña otorga elementos, información y reflexiones para tornarlos visibles nuevamente.