Criterios y categorías estéticas ante las imágenes sagradas: del éxito al fracaso
Aesthetic criteria and categories in front of sacred images: from success to failure
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> autores
Vanina Scocchera
Licenciada y Profesora en Artes Plásticas y Doctora en Historia y Teoría del Arte por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Sus investigaciones tanto doctoral como posdoctoral se centran en el estudio de las trayectorias de objetos de culto y devoción en período colonial en el Virreinato del Río de la Plata. Ha publicado capítulos de libros, artículos en revistas académicas y participado en congresos internacionales. Asimismo, actualmente se desempeña como docente de grado y posgrado en la Universidad de Buenos Aires y en la Universidad de Palermo.
Sergi Doménech García
Doctor en Historia del Arte por la Universitat de València con amplia trayectoria internacional. Sus investigaciones abordan el estudio de las prácticas y la retórica visual de la imagen religiosa tomando la iconología como punto central. Actualmente es profesor del Departament de Historia de l’Art de la Universitat de València. Ha publicado en revistas de impacto internacional y coeditado Valor discursivo del cuerpo en el barroco hispánico (2015).
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Scocchera, Vanina y Doménech García, Sergi; “Dossier: Criterios y categorías estéticas ante las imágenes sagradas: del éxito al fracaso”.
En caiana. Revista de Historia del Arte y Cultura Visual del Centro Argentino de Investigadores de Arte (CAIA). N° 16 | Primer semestre 2020, pp. 50-55
Imágenes y objetos sagrados han constituido un eslabón fundamental en el fomento de la piedad, la promoción de cultos y la exhibición de la identidad cristiana. Acorde a sus sentidos simbólicos y tras lo promovido por el Concilio de Trento estos artefactos visuales condensaron las cualidades de instruir en los misterios de la fe, recordar lo sagrado, y promover una relación empática con aquello que fuera representado en el mundo católico globalizado. A partir de entonces, una heterogeneidad de objetos –lienzos, esculturas, relicarios, retablos, medallones, retablos portátiles, altares, ornamentos y vestimenta litúrgica, entre otros– fueron puestos en circulación como consecuencia de su eficacia para desplegar un sentido de la trascendencia y sacralidad.
Lo aquí expuesto pone de relieve un problema notable: si bien la categoría de imagen religiosa contempla a una diversidad de artefactos visuales acorde a sus cualidades visuales, simbólicas y materiales como medios comunicantes; la historia del arte ha recurrentemente optado por seleccionar para su estudio a aquellas imágenes que se adecuaran a ciertos criterios estéticos. Lo anterior implicó dos movimientos simultáneos: por un lado, la inclusión de imágenes religiosas que se adaptaran al canon y su consecuente consideración como obras de arte que no tardaron en ser reconocidas como tales; por el otro –y en contrapartida– la clasificación de muchas otras imágenes como menores, aplicadas y populares con su subsecuente relego de los relatos disciplinares. Las razones de esta exclusión hunden sus raíces en la propia construcción de la historia del arte como disciplina, en beneficio del estatuto artístico de la imagen. Así, criterios y categorías estéticos se superpusieron a aquellos significados intrínsecosy polisémicos de estos objetos religiosos y a la importancia –litúrgica, paralitúrgica o incluso sacramental– que fueron capaces de adquirir.
Sin embargo, evidencias documentales y matéricas han demostrado que existen prácticas continuadas en el uso de la imagen religiosa que no atienden a aquellas distinciones disciplinares. En un sentido teológico –e incluso antropológico– para la concepción plena de estos objetos resulta preciso atender a aspectos como el decoro, el carisma o el estatuto sagrado o sacralizado de estos artefactos visuales los cuales, como veremos en los artículos que integran este dossier, fueron capaces de imponer y revertir las consideraciones estéticas en torno a la imagen religiosa. Lo anterior implica la posibilidad de pensar que en los diversos momentos de creación de las imágenes y objetos sagrados o sacralizados existieron criterios estéticos que parecieran haber tendido un diálogo fluido con aquellas consideraciones crematísticas y decorosas –en términos de su corrección iconográfica– para adecuar la imagen a los criterios de la élite. En más de una oportunidad, estos criterios coexistieron y se tensionaron con las consideraciones respecto de la eficacia y cualidades sagradas de estos artefactos visuales. Como consecuencia de este proceso, algunas de estas imágenes fueron llevadas a los márgenes de las prácticas artísticas y religiosas, no obstante su continuidad y pervivencia dan muestra de una resistencia a pesar de los criterios normativos que la disciplina ha construido en torno a parámetros principalmente estéticos.
Los motivos y causas para esta distorsión historiográfica son diversos, así como las causas para la marginación de estas expresiones cuyo fenómeno se encuentra tanto en el momento de creación de estas imágenes como en sus posteriores lecturas que incluyeron desplazamientos físicos, alteraciones materiales y resignificaciones simbólicas. Esta relación múltiple entre imágenes y categorías estéticas puede observarse al menos desde el siglo xv a la actualidad: la renovación de los discursos de la imagen religiosa en diversos momentos históricos como la Contrarreforma y los consecuentes concilios y sínodos americanos que refrendaron las ideas tridentinas, las reformas del clero ilustrado o el concilio Vaticano II; la transformación de los valores estéticos y la alteración de la materialidad sagrada de la imagen desde la oficialidad hasta la religiosidad popular; la superposición de cultos católicos como formas de actualización de la dominación territorial; la destrucción total o parcial de las imágenes vinculadas con casos de agravio, iconoclasia o bien de actualización de su devoción; la destitución de los vínculos entre imagen y su espacio de culto consecuencia de los procesos de expolio o desamortización; la revisión del tratamiento historiográfico de los vínculos entre categorías estéticas, criterios artísticos y cualidades simbólicas y eficacia de las imágenes son algunos de los procesos históricos, políticos y religiosos que conllevaron a sucesivas adecuaciones de la imagen religiosa para su supervivencia.
Dentro de la disciplina, la apertura hacia una ruptura con la taxonomía formalista y excluyente llegó de la mano de la historia cultural. Para la historia y la historia del arte, esta perspectiva representa un enfoque capaz de interrelacionar los aspectos simbólicos e interpretativos de la imagen junto a sus dimensiones prácticas que adquirieron en su cotidianeidad. El origen de las investigaciones sobre historia cultural se remonta al siglo XVIII alemán. Luego, durante el siglo XIX y la primera mitad del siglo XX, las aproximaciones a la realidad cultural e histórica de la civilización occidental europea se enriquecieron de importantes aportes como los del suizo Jacob Burckhardt y el neerlandés Johan Huizinga, entre otros.[1] Más interesante para nosotros resulta el impacto que la obra de Burckhardt ejerció en la formación de Aby Warburg, sin lugar a duda uno de los historiadores del arte más influyente que haya existido. Aunque los logros y enfoques de Warburg han sido destacados en sobradas ocasiones, conviene señalar una de sus contribuciones que no ha perdido vigencia: a su juicio, el historiador de la cultura no debía atender únicamente a las obras encorsetadas bajo el paraguas de las “bellas artes”, en el sentido de las artes mayores, sino que debía atender a toda serie de objetos clasificados generalmente como menores o decorativos, pero que estuvieron investidos de formas de simbolismo inmanentes para la cultura.[2] Esta mirada resulta una ineludible contribución que nos interpela hasta la actualidad con la meta de expandir nuestro campo disciplinar.
En este sentido, en las últimas décadas las tensiones relacionales entre categorías estéticas y conceptos como el decoro, la agencia de las imágenes y objetos religiosos han cobrado especial relevancia a partir de los aportes teóricos de la historia cultural, la antropología de la imagen, la cultura visual y los estudios materiales que, crecientemente buscaron expandir el objeto de estudio de la historia del arte desde perspectivas teórico-metodológicas renovadas. George Didi-Huberman, a propósito del estudio de los exvotos, decía que su exclusión de la atención de la Historia del arte se debía a su “mediocridad estética” o su baja calidad, no obstante fueran objetos que compartieron espacio y protagonismo con otras manifestaciones artísticas como retablos y arquitecturas singulares con las que, en el fondo, existe una cooperación.[3] En otro ejemplo, Dario Gamboni nos mostró cómo una “imagen espontanea” como la Virgen del Metro, en Ciudad de México, fue considerada por la jerarquía eclesiástica local como un ejemplo casi de superstición popular para terminar rindiéndose ante la ineludible evidencia de su éxito.[4] Estas miradas permitieron revisar estos objetos de estudio desde perspectivas que contemplan los usos, funciones y prácticas en los que estas imágenes y objetos desplegaron una heterogeneidad de cualidades sobre las que se reflexiona en las diversas contribuciones del presente dossier.
Es justamente en el marco de estos cambios respecto de la percepción y la valoración de imágenes religiosas iniciadas por la institución eclesiástica y tensionada por la agencia de numerosos actores sociales que se reúnen en el presente dossier un total de diez contribuciones inéditas que reflexionan sobre la relación que se establece entre las imágenes y objetos sagrados junto con los criterios de gusto y categorías estéticas vinculadas a la normativa eclesiástica. El abanico de aspectos teóricos y casos de estudios presentados es amplio y se sitúan bajo un campo de acción amplio que se despliega desde el siglo XVI hasta la contemporaneidad. Procesos de acomodación de las imágenes sagradas, su papel en la promoción de discursos teopolíticos, las prácticas populares que nos hablan de una percepción singular o desde los márgenes, la adaptación a los cambios normativos, la intervención y apropiación de los objetos de culto, o la revisión historiográfica, son algunos de los asuntos de los que se ocupan estos trabajos.
El papel de la imagen sagrada en la conformación de discursos en defensa de su sacralidad, su acomodo al concilio de Trento, así como su eficacia devocional y su capacidad por configurar devociones geográficas, es motivo de estudio en las tres primeras contribuciones del dossier. María Elvira Mocholí Martínez (Universitat de València, España), es la autora del trabajo titulado “Más allá de Trento. Iconoclasia, enmascaramiento y ocultación de objetos sagrados en el reino de Valencia”. Esta contribución analiza la renovación del panorama devocional mariano entre el siglo xvi y xvii en el territorio valenciano, y el interés por garantizar la pervivencia de ciertos cultos de tradición medieval frente a la irrupción de la estética tridentina. Para ello atiende al proceso de adaptación y de transformación de antiguas advocaciones para la ocupación de territorios valencianos tras la expulsión morisca. Francisco Montes González (Universidad de Sevilla, España) nos presenta un caso singular en su trabajo “Memoria gráfica y transferencia devocional: La Peregrina de Quito”. Este artículo aborda el relato de un éxito, el de la campaña de impulso de un culto mariano, a través de las diversas estrategias discursivas en defensa de la sacralidad de la imagen y su carisma por medio de su singularidad y capacidad por obrar milagros, con especial atención al papel que jugaron los propios religiosos en este acto de promoción. Por último, Mónica Pulido Echeveste (ENES Morelia, Universidad Nacional Autónoma de México, México) presenta “Imágenes, objetos y reliquias: Vasco de Quiroga y la materialización de la memoria”. La autora se detiene a analizar el papel que representan los objetos vinculados con este eminente obispo michoacano y el grado de programación de éstos en la construcción de un discurso que afianzara la memoria del personaje, en consideración del estatuto privilegiado de los mismos. La presencia de estos objetos sirvió para perpetuar la memoria de este episcopado, en una conexión permanente con él, haciéndolo presente.
La relación tensional entre la norma y el cambio hacia una nueva piedad ilustrada define un segundo bloque de contribuciones. Por un lado, Sergi Doménech García (Universitat de València, España), aborda el modo en el que fue definida la imagen sagrada, así como los cambios en su percepción, en su contribución titulada “El tiempo de la imagen sagrada. Renovación y resistencia del discurso sobre la imagen sagrada de finales del Antiguo Régimen al Concilio Vaticano ii”. Este trabajo es una reflexión teórica sobre la necesidad de establecer una nueva aproximación al estudio de las imágenes de culto que supere las tradicionales categorías estéticas. En la línea del conflicto de la imagen en relación con los cambios en culturales e históricos, se presenta el texto de Vanina Scocchera (CONICET-Universidad Nacional Tres de Febrero; Universidad de Buenos Aires), “Objetos sagrados en diáspora: enajenaciones y redistribuciones durante el proceso de temporalidades tras la expulsión de la Compañía de Jesús (Córdoba y Buenos Aires, 1767-1810)”. A partir de este estudio de caso, el trabajo reflexiona sobre el papel de los agentes sociales en un proceso de permuta entre la dimensión cultual y crematística, donde los tradicionales criterios de valoración sagrada de la imagen religiosa se ven sucesivamente desvanecidos por nuevas percepciones que transforman sus sentidos. El papel de los agentes sociales vuelve a ser motivo de estudio en el trabajo de Hiram Villalobos Audiffred (Instituto de Investigaciones Estéticas, UNAM, México) titulado “La negociación política y la resignificación histórica de las pinturas religiosas fundacionales de Oaxaca durante el Porfiriato”. En este estudio su autor aborda la construcción de un programa visual y el papel que el artista y el promotor tuvieron para construir una nueva memoria tras el anterior proceso de Reforma y los gobiernos liberales mexicanos.
El paso a la modernidad dio lugar a procesos de adaptación de la tradición sobre la imagen religiosa, en función de los cambios sociales, culturales e ideológicos, con un fuerte impacto también de las nuevas categorías estéticas. En torno a estos ejes presentamos dos trabajos: por un lado, Fabriccio Miguel Novelli Duro (Universidade Estadual de Campinas, Brasil) aborda el fenómeno de la resignificación de las representaciones de la historia sagrada bajo la óptica orientalista en su contribución “Costumer la Bible, c’est la détruire”: a recepção crítica das proposições orientalistas de Horace Vernet para a pintura bíblica na França”. En este trabajo se analiza la controversia despertada por este tipo de imágenes, así como la defensa que el propio artista realiza de sus posicionamientos. Por otro lado, Sonia Ríos Moyano (Universidad de Málaga, España) se aproxima a un género singular de estampa devocional popular, los conocidos como ephemera, con el artículo titulado “¡Devotas estampas!, populares como los cromos y deseadas como el chocolate. Modos de difusión de la imagen religiosa en materiales ephemera”. La autora analiza estas obras, así como su singular medio de difusión como parte de la definición de nuevas estrategias de promoción del culto a las imágenes en el cristianismo.
En el presente dossier también hay espacio para la discusión historiográfica y el impacto de la tradición formalista en la recepción de las obras del pasado, en concreto del patrimonio eclesiástico del periodo virreinal, a partir de dos ejemplos que se centran en el territorio del Rio de la Plata. Alejo Ricardo Petrosini (doctorando de Universidad de Buenos Aires, Argentina) presenta el trabajo titulado “Agencia y patrimonio jesuítico-guaraní. En busca de la trayectoria biográfica de los restos materiales en museos de argentina desde el siglo xix hasta la actualidad”. Tras una revisión de la tradición historiográfica sobre el asunto, el autor repara en las gestiones institucionales llevadas a cabo por diversos personajes y el papel de los intercambios institucionales en la conformación de estas colecciones donde múltiples criterios e intencionalidades entraron en contradicción con las consideraciones estéticas de las obras en cuestión. Por último, Claudia Puebla (Universidad Nacional Tres de Febrero, Argentina) cierra las contribuciones del presente dossier con su trabajo “Valoración y desprejuicio del arte colonial. Un acercamiento a la mirada de Héctor Schenone”. Esta contribución realiza una revisión historiográfica de la figura de este célebre historiador del arte argentino como puntapié para los estudios sobre la materialidad de la obra de arte colonial, desprovistas del prejuicio estético y con un fuerte interés en las particularidades artísticas y las condiciones de producción de la obra consecuencia del estudio a partir del contacto directo con las mismas.
Con la publicación de las diversas contribuciones del presente dossier nos hemos propuesto abordar el modo en que la imagen se adecua, tensiona o subvierte las categorías tradicionales de la historia del arte constituyendo nuevos espacios para la definición de lo “normativo”. Todo ello a partir del estudio de diversos episodios y casos de estudios que indagan en las biografías de imágenes y objetos con la finalidad de reponer sus múltiples valores y sentidos desde una perspectiva capaz de poner en diálogo sus dimensiones culturales, simbólicas y matéricas.
Notas.
[1] Peter Burke, Formas de historia cultural, Madrid, Alianza, 2000.Conviene recordar que Jacob Burckhardt y su mirada global sobre la historia, el arte y la literatura como manifestacines de la cultura, fue de alguna forma el padre de dos tendencias que, con el tiempo, se consagrarían como antagónicas: por un lado, el formalismo purovisibilista, dedicado a estudiar el estilo como parte del contexto histórico; y, por otro lado, permitió la aparición, con Aby Warburg, de una Historia del arte destinada a explicar el significado de las obras.
[2] Rafael García Mahíques, Iconografía e iconología. La historia del arte como historia cultural, Madrid, Ediciones Encuentro, 2008, p. 171.
[3] Georges Didi-Huberman, Exvoto: imagen, órgano, tiempo, Barcelona, Sans Soleil, 2013.
[4] Dario Gamboni, “The Underground and the Virgen of Guadalupe: Contexts for the Virgen del Metro, Mexico City 1997-2007”, Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas, nº 95, Ciudad de México, 2009, pp. 119-153. Doi: https://doi.org/10.22201/iie.18703062e.2009.95.2295.