Regina A. Root

Vestir la nación. Moda y política en la Argentina poscolonial

Buenos Aires, Edhasa, 2014, 277 páginas

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Georgina Gluzman

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Licenciada en Artes por la Universidad de Buenos Aires (UBA). Es investigadora de la Universidad General de San Martín. Es becaria del CONICET y doctoranda en la UBA con un proyecto sobre mujeres artistas argentinas. Ha publicado artículos en libros y participado en congresos, abordando temas vinculados a los estudios de género, como la construcción de las patricias argentinas en la prensa, las características de la representación femenina en la publicidad, y las trayectorias de María Obligado y Lía Correa Morales.





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Gluzman, Georgina; “Regina A. Root, Vestir la nación. Moda y política en la Argentina poscolonial. Buenos Aires, Edhasa, 2014, 277 páginas.” En caiana. Revista de Historia del Arte y Cultura Visual del Centro Argentino de Investigadores de Arte (CAIA). No 7 | Segundo semestre 2015, pp. 179-181.

El libro de Regina Root, recientemente traducido al español, examina una problemática largamente pospuesta: la moda como “vigorosa fuerza visual y narrativa donde situar el cuerpo político” en la Argentina de la época poscolonial (p. 15). El estudio de Root analiza la visualidad de la política: cómo la indumentaria, las nociones del cuerpo y la construcción de la apariencia se entrecruzaron en la construcción de la nación argentina tras el período colonial. La apariencia de los integrantes del cuerpo político constituyó un campo de batalla de significados políticos. Se trata de un fenómeno netamente moderno, que se opuso a la política vestimentaria colonial y que tuvo como escenario privilegiado la vida pública en la ciudad.  La hipótesis central de la autora considera la existencia de un “poder absoluto” (p. 93) de un régimen omnipresente, capaz de penetrar en todas las dimensiones de lo público y lo privado.

Vestir la nación se nutre de diversos estudios previos sobre los temas que aborda. Desde los inventarios pioneros de Juan A. Pradère hasta los estudios sociológicos de Susana Saulquin, Root integra estos aportes a un relato complejo, atento tanto a los valores expresados por la ropa y la apariencia como a sus características materiales. En tal sentido, la propuesta de Root resulta original y profundamente innovadora. La autora despliega, además,un profundo conocimiento de fuentes primarias. A lo largo de Vestir la nación se ponen en escena “obras de arte” canonizadas por la historia del arte y la literatura nacionales (por ejemplo, el retrato de Manuelita de Prilidiano Pueyrredón), un vasto corpus de litografías y, sobre todo, una amplia variedad de fuentes textuales, desde poesía hasta documentos policiales, pasando por la escritura de modas. Otro elemento destacable del análisis de la investigadora estadounidense es su esfuerzo permanente por incorporar documentos de la “cultura popular” y de las clases menos opulentas. Así se integran a sus intereses panfletos, anuncios y canciones. El relevamiento erudito y exhaustivo resultará sorprendente aun para los especialistas. En efecto, Root ha realizado un rastreo profundo de las representaciones de la moda y sus vínculos con la política y la identidad en un universo amplio de publicaciones, que supera con claridad los estudios previos y que sin dudas constituirá un modelo para investigaciones futuras. Este relevamiento minucioso, sin embargo, no está siempre acompañado por descripciones precisas de la importancia y circulación de las fuentes escogidas, un hecho que opaca su despliegue.

El primer capítulo se refiere a la construcción de un consenso político mediante la regulación de la apariencia y la postulación de un cuerpo federal ideal, al que se oponía el cuerpo unitario feminizado y antinatural. Las políticas del cuerpo del rosismo se enfocaron hacia la construcción de un “cuerpo obediente siempre pronto para la guerra” (p. 39), marcado públicamente como tal a través de la divisa punzó, cuyo uso obligatorio desde 1832 es magistralmente analizado por Root en un examen que combina la reflexión en torno a los colores como a su materialidad y comercialización.

Los escritos, imágenes y prácticas analizados conforman un corpus vasto y heterogéneo. Entre otros textos literarios, Root analiza “El matadero” de Esteban Echeverría, demostrando hasta qué punto el texto brinda pistas para comprender el rol crítico de la moda y el cuidado de la apariencia personal en la construcción de consenso político. El cuerpo federal, masculino y sin fisuras, fue moldeado por un amplio abanico de prácticas y discursos. El cuerpo de los dandis unitarios quedaba desplazado de la “familia federal”, un conjunto de individuos uniformados en vestimenta e identidades políticas.

El segundo capítulo, se aboca al análisis de cómo el rosismo buscó incluir a las mujeres y a los afroargentinos en su discurso oficial. En esta línea, la mayor riqueza del capítulo se vincula al análisis de la costura y el bordado como modos de participación de las mujeres en el esfuerzo bélico. El tercer capítulo, tal vez el más sólidamente argumentado, traza la historia del peinetón. La autora examina cómo la presencia femenina podía ser alterada por el uso de grandes peinetas, que contribuyeron a tornar visibles a las mujeres. Los discursos en torno a este accesorio se desarrollaron rápidamente. Si en un primer momento su uso ayudaba a distinguir a una “buena federal”, luego fue atacado por ir en contra de la prosperidad de la familia federal, en una campaña contra el lujo. La autora despliega un vasto abanico de fuentes referidas a este cambio. En tal sentido, las Extravagancias de 1834, una serie de litografías editadas por César Hipólito Bacle, presentaron los riesgos del uso de las enormes peinetas a través de negativas representaciones caricaturescas.

El capítulo cuarto considera la escritura de la moda como un sitio privilegiado para desafiar la censura y cuestionar prácticas tradicionales. Publicaciones tan diferentes como La Moda La Camelia son analizadas bajo el prisma de la introducción de ideas europeas modernas camufladas bajo el discurso propio de la revista de modas. En tal sentido, la autora indica que la adopción de estilos importados fue vista por muchos actores como un camino hacia la modernización y el progreso.

Finalmente, el último capítulo analiza las posibilidades emancipadores de la moda. La autora sitúa el comienzo de esta reflexión en torno a la vestimenta femenina hacia 1830, con la circulación de la conocida Gimnástica del bello sexo, o ensayos sobre la educación física de las jóvenes (editada por Ackermann) y de las ideas visibilizadas por La Aljaba. Ya a mediados de siglo, revistas como El Álbum de Señoritas La Flor del Aire presentaban moldes para seguir los estilos europeos de moda codo a codo con artículos sobre la emancipación femenina. Atenta a las connotaciones de género, la autora toma distancia critica con respecto a la difundida noción de la moda como esclavitud femenina y de las mujeres como eternas “víctimas de la moda”. La autora también cuestiona la categoría de “revista femenina” como una mera forma de sujeción de las mujeres y aborda la escritura de moda como un sitio donde se dirimen identidades. A fines de siglo, los escritos de Juana Manuela Gorriti y María del Pilar Sinués de Marco continuaron con la utilización de la retórica de la moda para el establecimiento de un “foro público en el cual podían discutir sus aspiraciones y ejercer un control limitado sobre la percepción del género” (p. 224). En tal sentido, es visible cómo el marco teórico de los “estudios de género” informa la propuesta de Root, que acaba por complejizar y reinterpretar el rol de las mujeres en la construcción de la nación.

La introducción y el epílogo aspiran a demostrar la continuidad y vigencia de los debates decimonónicos en torno a la moda en la Argentina contemporánea, reflexiones particularmente punzantes en su consideración de la dictadura y posdictadura. A lo largo de Vestir la nación, la autora muestra cómo la vestimenta sirvió como una expresión de la agencia política y de los conflictos sociales, además de haber actuado como sitio de construcción identitaria. En definitiva, Root revela que la ropa está lejos de ser un mero elemento accesorio de los “grandes” acontecimientos, sino que es en sí misma productora de sentidos. En el ámbito local, donde la producción crítica sobre este tema es relativamente escasa y muy reciente, Vestir la nación está destinado a convertirse en un libro de consulta permanente.