Cecilia Rabossi y Cristina Rossi

Gowland Moreno. Una constante búsqueda de lo expresivo

Buenos Aires, CMYK Ediciones, 2014. 372 páginas.

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Catalina V. Fara

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Becaria Doctoral del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Magíster en Historia del Arte Argentino y Latinoamericano (IDAES-UNSAM). Doctoranda en Teoría e Historia del Arte (FFyL-UBA). Licenciada en Artes y Profesora de Educación Superior y Media en (FFyL-UBA). Docente de Historia de la Comunicación Visual I. Carrera de Diseño Gráfico (FADU-UBA). Publica artículos en revistas nacionales e internacionales y colabora en publicaciones y libros especializados. Participa como ponente en congresos y simposios nacionales e internacionales. Trabaja como curadora y como asistente de curaduría y producción museográfica para exhibiciones de arte argentino en diversos museos del país.





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Fara, Catalina V.; “Cecilia Rabossi y Cristina Rossi, Gowland Moreno. Una constante búsqueda de lo expresivo, Buenos Aires, CMYK Ediciones, 2014, 372 páginas”. En caiana. Revista de Historia del Arte y Cultura Visual del Centro Argentino de Investigadores de Arte (CAIA). No 5 | Segundo semestre 2014, pp. 163-165.

En los últimos años, la recuperación y sistematización de diversos archivos de artistas argentinos ha resultado en una serie de trabajos minuciosos sobre la vida y obra de muchas figuras escasamente abordadas por la historia canónica del arte local. Un excelente ejemplo es el aporte, recientemente editado de Cecilia Rabossi y Cristina Rossi, quienes indagaron en la trayectoria de Luis Gowland Moreno. Este primer estudio extensivo, no sólo ubica al artista en el relato historiográfico, sino que permite entender claramente el papel de Gowland Moreno dentro de una red institucional y de corrientes estéticas que tuvieron como trasfondo la agitada vida cultural de Buenos Aires entre fines de los años veinte y principios de la década del setenta. Las autoras reconstruyen su actuación en el campo artístico a través de un pormenorizado análisis documental y una exhaustiva recopilación de datos, que revisa la participación del pintor en agrupaciones e instituciones como: el Salón de Acuarelistas y Grabadores, la Asociación Amigos del Arte, la Asociación Ver y Estimar y el grupo Arte no Figurativo, entre otras. Asimismo destacan las tramas de relaciones y la influencia de Gowland Moreno en la construcción de nuevos discursos estéticos a partir de sus lazos con críticos como Cayetano Córdoba Iturburu, Samuel Paz o Miguel Ángel Vidal. El volumen también incluye la transcripción del hoy agotado libro El collage, escrito por Gowland Moreno y editado en 1968 a través del Centro Editor de América Latina.

Gowland Moreno. Una constante búsqueda de lo expresivo se inscribe en el contexto más amplio de las investigaciones sobre el periodo,[1] y se enriquece con una gran cantidad de reproducciones de alta calidad de obras inéditas. El cuerpo principal se estructura en una serie de ensayos, el primero introductorio, mientras que los otros cuatro profundizan en las diversas instancias de la producción plástica del artista: la figura humana, el paisaje y su periodo abstracto, desde la experimentación con la materia hasta los collages que constituyeron su última etapa.

Cristina Rossi aborda el periodo formativo de Gowland Moreno en su artículo “Frente al modelo” y destaca una serie de bocetos y dibujos preparatorios que permiten desentrañar su proceso creativo y sus investigaciones sobre el género del retrato. A partir de los personajes plasmados por el artista, reconstruye sus redes de relaciones y propone una lectura centrada en este género como una manera de observar las modificaciones en las prácticas y las pautas sociales del periodo. Siguiendo el recorrido de las representaciones de la figura humana, Rossi se detiene también en los escasos personajes que habitan los paisajes urbanos de Gowland Moreno. La investigadora nota que, a pesar de perderse en los encuadres de la gran ciudad, las instantáneas de los transeúntes en las calles de Buenos Aires le aportan un aspecto narrativo a estas obras que constituyen una parte fundamental de su producción.

Las imágenes urbanas son precisamente el tema que retoma Cecilia Rabossi en “El paisaje traducido en imágenes”. Las andanzas de flâneur del artista por la ciudad se reconstruyen a partir de obras que expresan las tensiones del crecimiento edilicio desde la década del cuarenta. Bautizado por la crítica como “el pintor de la ciudad”, Gowland Moreno se dedicó de lleno a retratar las calles porteñas. En este sentido, Rabossi acertadamente relaciona su obra con las fotografías de Horacio Coppola, quien una década antes había hecho lo propio al mostrar los acelerados cambios de la modernización urbana. Sin embargo, tal vez también sea necesario insertar a Gowland Moreno en una tradición de pintores que se dedicaron a retratar sistemáticamente el paisaje de Buenos Aires desde los inicios del siglo XX, como José Lozano Mouján y Augusto Marteau. Por otra parte, su trabajo a plein air también nos permite relacionarlo con las prácticas de otros paisajistas urbanos como Pío Collivadino, quien décadas antes recorría las calles con un carro abierto desde donde tomaba bocetos para sus obras.

La autora destaca la presencia de la medianera como un elemento omnipresente en los paisajes de Gowland Moreno y la entiende como el símbolo de las tensiones del crecimiento edilicio de la ciudad. Efectivamente, las medianeras constituyen una de las características comunes en las representaciones del paisaje urbano de Buenos Aires desde principios del siglo XX y, no casualmente, se convertirán en el elemento constitutivo en la siguiente etapa de la obra de Gowland Moreno.

Hacia la década del cincuenta, el artista estará obsesionado con las demoliciones y sus huellas, con el vacío de los baldíos y las empalizadas que “sirven para ocultar la ausencia así como para informar sobre su próximo destino”.[2] Progresivamente enfocará su trabajo hacia las tramas geométricas y las texturas de los muros que quedan en pie, lo cual lo llevará por el camino de la abstracción. Esta etapa de madurez en la obra de Gowland Moreno es la que profundiza Cristina Rossi en “Forma y materia”. La autora reconoce que el viraje hacia la abstracción estará asociado con la participación en grupos que consolidaron y expandieron esta tendencia, como el grupo Arte no Figurativo. El análisis de esta cuestión se enriquece con el aporte de fuentes documentales y es desarrollada en el apartado “Gowland Moreno en las agrupaciones de los años ´50”, que resulta un contribución fundamental y un punto de partida para ampliar el relato sobre el estudio de las redes en la historia del arte local.

A partir de la síntesis de las formas arquitectónicas demolidas, el artista explora la materia y la textura en sus obras, que finalmente lo llevarán a realizar obras abstractas geométricas. Su desintegración de la figura se concreta en los sesenta cuando comienza a dedicarse al collage, como una nueva forma de representar el paisaje urbano. Rabossi se ocupa de esta etapa en el último ensayo titulado “Experimentación y libertad”.

El collage surgirá de la necesidad de encontrar un nuevo modo de expresión, a partir del uso de objetos y materiales encontrados en la vía pública, práctica con la que también experimentaban muchos de sus contemporáneos. Gowland Moreno se centrará en el uso de trozos de afiches tomados de la calle para sus collages. La presencia “material” de la ciudad en estas obras refuerza la idea de que Gowland Moreno nunca dejó de ser un paisajista urbano, a pesar de que su proceso creativo lo haya llevado hacia la abstracción. Sigue siendo un flâneur, pero ahora más que sólo observador es un coleccionista de fragmentos de la ciudad. En sus propias palabras, los carteles callejeros son “papeles que han vivido Buenos Aires, que tienen adherida a ellos su materia”.[3]

Como parte de esta intensa labor, la pesquisa de Rabossi y Rossi se complementa con una cronología relatada y una completa catalogación de obras. Este catálogo comprende más de mil piezas relevadas, ordenadas según una periodización que da cuenta de sus transformaciones estilísticas. En conclusión el libro consigue el propósito de contextualizar, analizar y recuperar archivos y fuentes documentales, que sin dudas posibilitará la aparición de futuras investigaciones sobre el periodo y sobre la obra de Luis Gowland Moreno en particular.

 

Notas

[1] Véase entre una gran cantidad de investigaciones sobre el arte y los artistas contemporáneos a Luis Gowland Moreno: Cristina Rossi. Jóvenes modernos de los años 50. Buenos Aires, Museo de Arte Moderno, 2012; Silvia Dolinko. Arte plural. El grabado entre la tradición y la experimentación 1955-1973. Buenos Aires, Edhasa, 2012; Silvia Dolinko, Roberto Amigo y Cristina Rossi (comps.). Palabra de artista. Textos sobre arte argentino 1961-1981. Buenos Aires, Fundación Espigas-FNA, 2010; Cristina Rossi (comp.). Antonio Berni. Lecturas en tiempo presente. Buenos Aires, Eudeba-EdUNTREF, 2010; M. Amalia García. El arte abstracto. Intercambios culturales entre Argentina y Brasil. Buenos Aires, Siglo XXI, 2010.

[2] Cecilia Rabossi, “El paisaje traducido en imágenes”, p.81.

[3] Entrevista a Gowland Moreno, cita en p.154.